sábado, 13 de diciembre de 2014

EL PLACER DE CONSTRUIR UN CUATRO O UNA GUITARRA 

       Ligera y profunda es la ilusión de hacer un cuatro o una guitarra, de verlo terminado en manos de un virtuoso ejecutante. Se le va dando a la madera, un espesor de 2 milímetros o de 1,5 para la tapa armónica, igual para la tapa de fondo, también los aros van parejos a estas medidas. Más tarde viene doblar los aros en un tubo con calor para montarlos en un molde donde tomaran la forma geométrica de su arquitectura. En adelante se hará el mástil con cedro de Honduras, para asentar en él, una tablilla fina, hecha con madera de fuerte duramen, de 3 milímetros de espesor, que dividirá la distancia entre trastes, finos alambres de alpaca, una aleación de níquel, cobre y zinc, para que la siniestra haga los acordes musicales al ritmo que dicta la diestra en la ejecución de una melodía. En ese mismo andar se levantará el puente para sostener las cuerdas ajustadas por las clavijas, dándole una tensión que anide la nota musical, que a cada una de las cuatro o las seis le corresponda con una nota en la escala musical de la frecuencia del 440, aunque la filosofía tibetana es partidaria de utilizar el La natural con una frecuencia de 432 Hz ya que consideran que a esta frecuencia el cuerpo humano recibe efectos profundos en la conciencia y las células que lo componen. Dicen los maestros tibetanos que toda la música que escuchamos en este momento con la afinación del La natural a 440 Hz, genera una frecuencia inarmónica con el planeta y el organismo humano. Y yendo hacia el destino trazado de darle vida al cuatro o la guitarra, es necesario, después del puente, esculpir la cejuela, cerca del clavijero, para que las cuerdas descansen en una suerte de diván que dará una placentera suavidad al rasgueo o punteada del instrumento, también se utilizará el escoplo para añadir la cejilla al puente, porque entre la cejuela y la cejilla del puente debe haber una distancia denominada tiro de cuerda, que con el traste 12 harán la medianía. Luego que el tiempo le va dando forma al instrumento, se elaboran las barras armónicas, unas varillas finas de cedro o pino armónico, que serán montadas dentro de la caja armónica del instrumento, dándole una característica especial al sonido de la nota de los bajos y los agudos. Terminando la creación del instrumento, se le hará el ropaje para proteger su cuerpo exterior, un líquido espeso de origen químico irá ocultando los poros de la madera, serán dos o tres manos, para luego darle el baño cristalino del barniz que hará refulgente su vestir y prestancia.

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