sábado, 28 de febrero de 2009

CAPÍTULO I DE LA NOVELA LA OTRA DE MI AUTORÍA.

Capítulo I


El año 2002, el poeta Elías llegaba de Alicante, había pasado por Barcelona a orillas del Mediterráneo, venía de vuelta de París, traía Vivir para Contarla, una suerte de biografía literaria de un novelista caribe, era el año de la huelga petrolera, “Facundo, aquí te traigo esto, sé que te va a gustar”, y me entregó el libro para que lo leyera, “Seguro que sí, lo único malo del novelista caribe es que no nos ha dejado espacio a nosotros para escribir, se ha apoderado de toda nuestra simbología y cuando narramos algo de la vida de estos lugares donde se impone el realismo mágico, siempre sale un crítico pendejo y nos sentencia diciendo que ya el escritor del Caribe lo escribió, mierda”, “Bueno Facundo, lo del saqueo tienes razón, pero no es para que te suicides”, “A uno no deja de darle algo de arrechera esas vainas, poeta”. Qué más voy a hacer, me puse a leer la enjundiosa biografía. Cuando llegué a la parte donde el escritor relataba la travesía que hizo por el río Magdalena para llegar a la capital Bogotá donde iría a continuar sus estudios de Derecho en la universidad, me encontré con algo muy interesante, cuenta que en el vapor David Arango donde iba embarcado, coincidió en el viaje con un personaje misterioso y lo llamó El Lector insaciable, un caballero a quien le había enseñado a cantar un bolero de esos matones, una de esas canciones que le rompen los sentimientos a cualquiera en mil pedazos, iba cargado con una montaña de libros y entre los muchos libros del acompañante estaba El doble de Fedor Dostoievski, que en una librería de Barranquilla había tratado infructuosamente de robárselo, señala el novelista caribe haciendo énfasis en lo interesante del texto y situándose en esa época, los años cuarenta, siglo XX, que era un libro difícil de encontrar. Inmediatamente relacioné el título de El doble, con El Hombre Duplicado de Saramago y con el Guillermo Wilson de Edgar Aland Poe. Desde ese día le monté a la novela una cacería implacable para encontrarla, no hubo librería o amigos a quien dejara de preguntar sobre el destino de este espécimen literario, nada más que con fijarse en el título se queda uno impresionado, El doble, con toda la seriedad del caso y que dicho así de pronto a flor de boca, claro está que impresiona enormemente, quién lo duda, hasta con imaginarse que pueda existir otro como yo, si no se tiene la suficiente solidez mental, es seguro que cae uno en la fosa de la locura o se desquicia dando tumbos la mente, es parte del misterio que presenta la narrativa enigmática, más aún, cuando es como la del Poe macabro o extraordinaria como sus cuentos que se salen de lo común y nos introduce en el misterio, se busca el enigma, nos detenemos a releer cuando no hemos entendido lo suficiente que plantea el escritor, es parte de uno descubrirlo, cada quien maneja su código y lo descifra, pienso que hasta es por azar que se descubren señales que identifican los enigmas, cuántas veces hemos leído un texto y no nos atrae sino a la vuelta de varios años cuando lo volvemos a tomar y aflora la luz que resuelve y aclara los misterios. El doble plantea confusión, pero si nos acercamos a él con decisión y habilidad lo desciframos, le damos la vuelta y congeniamos con sus personajes, hubiera preferido la muerte de Goliadkin a que desapareciera en un final absurdo, el poeta Elías me dice, “Facundo, tiene sus cosas romanticonas, no le des más vueltas”, “Poeta, si no fuera por esas romanticonerías el texto se va haciendo pesado, pudiera ser como dice Borges, que la novela tiene un alto contenido de ripios, pero valen la pena por el honor de la literatura”. Dostoievski mandó a Goliadkin a la locura, un lugar perdido para la razón, pero claridad para la tranquilidad de la existencia, la locura trae paz a la conciencia, es una estancia donde el ser vuela como los pájaros hacia la lucidez opuesta que la recibe con candor y se siente agradecida con su presencia, la locura es un enfermedad de la razón, pero la locura tiene sus propias conclusiones de su estado mental, es un goce pleno del cuerpo, la locura no vuelve a la lucidez porque se liberó de ella, la locura lanza los prejuicios al cesto de la basura, cuando Cervantes sacó al Caballero de la Triste Figura de su estado mental y lo devolvió a la llamada lucidez, lo traicionó descaradamente, lo mató para que nadie se lo robara, pero la intemporalidad del Quijote no se la da la lucidez, el tiempo eterno y la existencia real del personaje se lo dio la locura, su creador debió haberle ordenado subversivamente, “Cabalga por el mundo y lucha contra la lucidez”, porque primero lo liberó de los barrotes de la racionalidad lúcida y al final el escritor se dejó vencer por los prejuicios sociales de la época, y para no convertirse en reo de la Santa Inquisición hizo recuperar el estado mental anterior de su personaje, estado de la insignificancia, el estado mental de un hombre común, pero quizá el escritor ruso pensó impresionar al lector con darle este final a su personaje, pero lo que hizo fue darle intemporalidad, hacerlo eterno, aunque el propio Goliadkin no entendiera para donde lo llevaban, jamás iba a comprender que de esa manera tendría tiempo de sobra para seguir viviendo en la mente de quienes pudiéramos seguirlo a través de la escritura del maestro de Petersburgo, porque la fuerza que representa el Goliadkin original para esta historia no la adquiere su doble, dobles así se encuentran de sobra en el mundo espacial y en cualquier época, dobles de esta manera que no superan al original existen en cualquier esquina de la vida, Poe no pudo luchar contra sus dos Guillermo Wilson, porque los dos quisieron ser originales, los Guillermo Wilson le ganaron a su creador, lo grande de los maestros de la literatura es hacer de su creación figuras rebeldes que les den batalla, que se amolden a cualquier situación, ya sea para seguir viviendo o morir en determinado momento, pero se hace necesario dejar la huella indeleble de su presencia para que a quien se le ocurra sobrevivirlos, pueda entenderse con ellos y como un juego de naipes lanzar las cartas en el verde tapiz de una mesa de juego o apostar a los colores negro o rojo del número que gira en la periferia de la ruleta.
Buscando el libro, me acerqué a las bibliotecas públicas y me fue imposible encontrarlo, no me dieron razón de su existencia a quienes pregunté, el recurso que me quedaba era llamar a la capital donde vive el primo Pedro P, le hice el comentario sobre la obra, era una referencia basada en la duplicación, estaba convencido que el tema no era original, pero la curiosidad me asaltaba angustiosamente, quería tenerla en mis manos, deseaba saber cómo trataría el asunto del doble el escritor de Petersburgo, yo estaba seguro que Pedro P no me fallaría, que pronto tendría respuesta, a los tres días tenía El doble en mis manos dándole lectura gracias a las diligencias y al interés que le puso el primo para que yo pudiera entrar a este mundo mágico del escritor ruso, Pedro P siempre que me llama me interroga sobre este texto y me comenta frecuentemente de lo absurdo que se presenta el personaje Goliadkin en la novela, “Primo, no entiendo como se puede crear un personaje tan torpe en su defensa, Goliadkin es un redentor, exageradamente crédulo de la maldad que se engendra en la especie humana, levanta la bandera del perdón de una manera tan sacrosanta que se me hace imposible digerirla, la actuación es frágil, tonta, demasiado infantil, no puedo concebir que un autor levante en una novela una figura tan pasiva, eso ya se cumplió en la figura religiosa del hombre del Gólgota, esas duplicaciones de los sentimientos humanos son demasiado elementales para creerlas, podrá existir en la vida un ser con estas cualidades, pero pensar que exista otro con iguales virtudes es una realidad que no puedo aceptar, duplicidad así, jamás, primo Facundo, como lector no lo acepto”, “Pedro P, tienes que romper con esos esquemas, en toda existencia, tangible e intangible, está presente la duplicación, la determinación real de un suceso no lo encuentras por la simple individualidad de la lectura sino por tus percepciones sensoriales, lo sientes o no, es la cualidad del hecho que te da la suficiente permeabilidad para que por tus angustias, tus pesares, tus lamentos, tus laceraciones mentales, puedas filtrar en tu lejana y profunda interioridad sensorial la realidad que no sientes en las apreciaciones superficiales, la singladura tiene que anclarse en lo más recóndito de la mente del autor, claro sin entrar en análisis psicológicos triviales, cosa que abordan con frecuencia los críticos literarios, que en vez de aclarar situaciones, hacen lo contrario, confunden al lector con nimiedades que no conducen al hecho cierto de la realidad planteada por el escritor, tienes que especular en tu lectura, parejo al creador del personaje, y adelantársele a él como te sea posible, llevarle la delantera para que el creador de situaciones, no se imagine que existen lectores que no pueden ir más allá de sus invenciones literarias, porque debo decirte que la literatura, como arte, no es exclusiva propiedad del escritor, sino que el lector tiene todo el derecho de participar en su inventiva, de darle hasta un toque personal, arrancarle al autor de la obra, si es posible, parte de la trama, no se puede leer de manera mecánica, la lectura debe ser un rompecabezas, armar una trama paralela para confrontarla con la que vamos siguiendo para que no se esfume en una ligera lectura, debemos romper el molde, es vital, la exquisitez de la obra se irá disfrutando mejor cuando nos liberemos de la lectura lineal rigurosa impuesta en todo trabajo literario, no se debe ser lector esclavo”, “Primo Facundo, usted plantea una lucha, lector con el escritor, algo así como la trama duplicada, la propiedad de quien lee que se enfrenta con la otra propiedad del autor, es la invención del lector contra la invención del creador literario que hace que uno como lector se convierta de igual manera en creador, seguramente es una competencia de creaciones, creo que todos los lectores no están preparados para esta batalla, yo le preguntaría, cómo hago para enfrentarme a El doble de Dostoievski”, “Si lo ves así, es posible, determina tu mismo las situaciones, desvíate de las intenciones del autor, anda levantando tus espacios en la lectura, hazte de una parte de la lectura y arma tu propio nudo para que lo desenlaces sin la ayuda del autor de la escritura, que no te lleve a sacrificar tu imaginación y ponerla al servicio exclusivo de él, que no te conduzca a un callejón sin salida, se puede decir que es justo la liberación del lector, porque cualquier lectura es susceptible de encriptarla en la razón propia de quien la disfruta, hasta se me ocurre decirte que te recomiendo que absuelvas o declares culpable a algún personaje que el autor considere inocente o culpable para sus intereses, o que te conviertas en criminal, tu, como lector, dentro de la narrativa, para que levantes tu propia realidad dentro de la trama, es la contradicción de la razón, de la verdad individual, porque te digo que la verdad colectiva es alienante, se vuelve dogma y te esclaviza, si es que en algún momento de la vida puede existir la verdad, que ya con sólo nombrarla te domina, te recomiendo que no se te ocurra buscarla, porque te entorpece la vida, ningún escritor se puede apoderar de una exclusividad hacia los personajes que le va dando vida, no se puede hacer dueño de sus propios inventos humanos, qué tal si algún día se lo reclamen y acusen al autor de esclavista o imperialista, nadie es dueño de nada, todo es copia, repetición, la creación es una vorágine desmedida de la inventiva, ningún autor está en el derecho de decir, estos personajes son míos y nadie los puede utilizar, la literatura es un bien colectivo, nace y se difunde, es de todos, como los frutos de la Tierra, la ambición del hombre ha generado una falsa propiedad literaria, se habla de plagio, pero todos hemos plagiado el idioma materno, se lo copiamos a nuestros ascendientes, sí te digo algo, no es hacer una copia idéntica o una caricatura de lo que otro haga, eso es otra cosa, pero los nombres y lugares no son propiedad exclusiva de nadie, mucho menos la letra”.
Fui lejos en la lectura de este texto, no me despegué de él hasta alcanzar verle el fin, no dormí en tres días seguidos, que fue el tiempo que me costó el precio de la lectura para llegar al final, sentía frío, cansancio, no salió el Sol mientras me dediqué a la tarea de escudriñar letra a letra la geografía literaria de El doble, de su esencia mística y enigmática, de toda la trama armada en un lugar desconocido para mí, en épocas distintas, en lugares y tiempos anteriores al de mi existencia, del que vivo, me sentía emocionado, el ambiente era helado, anduve acompañando a Goliadkin en todas sus correrías, inclusive estuve presente cuando él encontró a su doble sentado a un lado de su cama, yo estaba a las espaldas de los dos, se veían y no se comprendían, pero no había confusión, seguí con Goliadkin el original en todas sus andanzas, comprendí sus sentimientos por todo lo que le hicieron, lo único que me preocupaba era su reacción, aceptaba todo de su doble, que lo engañara, lo ofendiera, mientras, yo me retorcía de la rabia, con toda tranquilidad aceptaba su destino, hasta las burlas de su novia las recibía estoicamente, sin responder las ofensas, los engaños, esperaba pacientemente que todo se solucionaría a su favor, y fue inútil, lo que me pareció extraño fue que, con toda su lucidez mental, aceptó que se lo llevaran a un manicomio y lo execraran para siempre de la sociedad donde había sido tan útil, yo estoy convencido que Goliadkin quería profundamente a su doble, una tontería más que se le escapaba a Dostoiesvki, lo romántico que reclama y detesta siempre el poeta Elías, Guillermo Wilson odia profundamente a su doble, detestable coincidencia de nombres y parecido antropométrico, lo revela Poe y los enfrenta uno con el otro, como el doble de Goliadkin quiere destruir al original, con la diferencia que existe un Goliadkin bueno, el doble de Guillermo Wilson quiere hacer lo mismo con el socia, pero se enfrenta a él en un duelo a muerte porque los dos son iguales en sentimientos, aquí la maldad o el odio es una dupla, y al final los dos desaparecen, se han asesinado mutuamente, la muerte es la figura resaltante del final entre los dos Guillermo Wilson, Poe quiere este final, pero no necesariamente culminan el duelo con la fatalidad de la muerte, estoy convencido que deben estar peleando en la estación geográfica de algún lugar desconocido de la realidad, el autor me conduce a pensarlo y seguir imaginándome que entre los dos Guillermo Wilson el duelo es perpetuo, después de terminada la confrontación no debe existir descanso, el perdedor debe abordar el juicio de la conciencia que lo obliga a explicar porqué se dejó vencer, exponer las causas de su derrota, pero en el caso de los Guillermo Wilson, las conciencias duplicadas se enfrentan y así van formando una larga cadena de dobles que tienden hasta el infinito y contaminan los números que identifican cada uno de los personajes que van apareciendo en la duplicidad, el sistema de numeración que aplica en este duelo se va enfrentando a la vez con otro sistema idéntico, sencillamente se va duplicando como la reacción en cadena que se produce en la desintegración del átomo, es una maldición matemática.
Porque no puede quedar la menor duda, que cuando uno lee estas narraciones extraordinarias, la mente entra en un torbellino de preocupaciones y sentimientos, aquí el cuerpo se desdobla y no responde a otra cosa que a la curiosidad por ver el final y es allí cuando se produce el pase a los estadios que la letra le va dictando a uno en la imaginación, es la entrada al tiempo y al espacio de la trama, muchos, de la emoción, se han quedado y no regresan jamás, se quedan en esas realidades, no vuelven, conozco de amigos que no los volví a ver más nunca después que leyeron textos como El doble, es tanto la pertinencia con la lectura que nos dejamos conducir por caminos imaginarios, y cuando la imaginación se va sedimentando en el cuerpo, se va haciendo partícipe del apasionamiento por la lectura, se adhiere tan fuertemente a la materia existencial que se posesiona de ella y se convierte en otro cuerpo presente que captura cualquier pensamiento que circule por la mente, la letra escrita en el papel se le va formando a uno en la retina y va adquiriendo un color tornasolado y en la medida que más se recorra el texto, el camino de la palabra se va convirtiendo en rojo sangre, cada golpe a la vida lo vamos sintiendo en la carne, los órganos vitales se recienten, la masa del corazón se infla y la sangre que circula por las venas intensifica el color púrpura, aparece el susto que ataca y se quiere llevar por delante la vida, el filoso puñal de la curiosidad por averiguar el final del suceso hace acto de presencia para abrirnos una abertura en un lugar del brazo y terminar de una vez con el resto de sangre que está ansioso de escapar del cuerpo, hace que el líquido púrpura se derrame por la tierra que la espera con la ansiedad de su fuerza gravitatoria, el ahogo contribuye a exacerbar el temor de dejar la vida, es una lucha cuerpo a cuerpo con la palabra impresa sobre el papel, las garras de la tinta que en connivencia con la letra, dicta las pautas de la lectura, se aferra a la carne de quien lee para recorrer todo el sistema linfático del organismo y quedarse por completo ella sola reinando en la geografía del habitante furtivo para dominarlo, la tinta reemplaza la sangre roja y se establece fingiendo ser parte de la linfa, los órganos del cuerpo solo responden al dictado de la letra, así conquista al lector, luego viene el misterio y se instala muy solemne dirigiendo todo el gobierno mental del ser que lee.

sábado, 14 de febrero de 2009

INFORMAR SOBRE PUBLICACIÓN

He publicado un libro. El año 2008, mes de julio, edité la novela titulada La Otra; un trabajo literario que se ambienta en el Caribe y destaca algunos ambientes europeos. La Otra es un texto narrativo que trata sobre un periodista que se enfrenta a la obra EL DOBLE de Fiodor Dostoievski publicada en 1846. Se siente atraído por la forma como el escritor ruso maneja la figura del personaje Yakov Petrovich Goliadkin en el tema del desdoblamiento y se propone darle un final distinto al que originalmente tiene la novela, para apartar de ella la mera tragedia grotesca y así levantar con una nueva trama, situaciones insospechadas como espeluznantes. Quiere salvaguardar la dignidad del personaje Goliadkin quien se enfrenta a su doble y se deja vencer sin mucha resistencia. Convierte a la región del Caribe en el punto de partida del suceso, sin dejar de representar los espacios donde el autor de EL DOBLE hiciera su centro de atención. Va camino de San Petersburgo, la antigua ciudad de los zares, y lucha obsesivamente con el Goliadkin duplicado hasta lograr vencerlo en un final de ficción. Regresa al Caribe, para en un apasionante relato de misterio, cerrar la página de la duplicación.